Las pensiones no contributivas son prestaciones que pueden recibir las personas que no hayan cumplido con el número de años cotizados que hacen falta para acceder a las contributivas y que puedan acreditar una falta de ingresos que amenace su subsistencia. Por ello, sería fácil asumir que no están sujetas a impuestos, pero sí tienen un tratamiento fiscal, aunque goza de ciertas ventajas respecto a otros impuestos.
De la misma manera que las pensiones contributivas, las no contributivas se consideran rendimientos del trabajo. Sin embargo, su tratamiento fiscal no es exactamente el mismo, ya que no se tienen que declarar en la Renta debido a su cuantía disminuida (a menos que se perciba otro tipo de rentas). Además, los ciudadanos con discapacidad pueden optar por desgravaciones, bonificaciones y límites especiales.
De esta manera, una persona no está obligada a presentar la Declaración de la Renta si los únicos ingresos que tiene son los que percibe como prestaciones de las pensiones no contributivas, ya sea por haber dejado de trabajar sin tener derecho a las pensiones de jubilación o por tener una discapacidad de un grado igual o mayor a 65%.
Fuente: La Información