Los riesgos que la economía española presentaba antes del estallido de la crisis del coronavirus han empeorado con el paso de la pandemia. De esta manera, la baja productividad del tejido productivo español, que constituye un problema crónico, se está comportando de una manera inusual en este ciclo bajista. Las horas trabajadas aumentan más que la actividad, lo que refleja un descenso de la productividad de la mano de obra, algo inédito en la historia económica reciente.

La relación entre recesión y destrucción de empleo siempre se había traducido en un incremento de la productividad del factor trabajo en España. «Si se observa la evolución de la productividad de la hora efectivamente trabajada y el coste laboral unitario, se puede ver que mientras que éste último ha crecido en el último año hasta niveles no vistos desde los momentos previos a la Gran Crisis, la productividad se desplomó a cifras sin precedentes desde el segundo trimestre de 2020″, apuntan los especialistas de Freemarket en su último informe. El documento repasa los problemas sistémicos de la economía española que se han agudizado tras la pandemia.

Tal y como ya se explicaba, en periodos de expansión económica la productividad comienza a desacelerarse incluso llegando registrar tasas de crecimiento negativas, mientras que en las recesiones España suele liderar el crecimiento de la productividad en Europa. La explicación a este fenómeno reside, entre otros factores, en el mercado laboral español, uno de los más disfuncionales de los países desarrollados, con un peso elevado del empleo temporal y donde la creación de empleo se concentra en las fases de recuperación en sectores de baja productividad. Sin embargo, la crisis del coronavirus ha roto esta tendencia.

¿Por qué en España crece la productividad cuando la economía se hunde y no cuando se expande?

Mercado laboral

Los analistas también recogen el impacto en el mercado laboral. España entró en la recesión con una tasa de desempleo muy elevada tras seis años de expansión económica, 13,96% en 2019, y con la persistencia de la clásica dualidad en el mercado laboral. La actual crisis se ha traducido en una rápida e intensa subida del paro, 16,1% en el cuarto trimestre de 2020. «Ocultada en parte por los ERTE«, apunta el informe. «España tiene un mercado de trabajo rígido cuyas rigideces se han visto agudizadas por las medidas adoptadas por el Gobierno (SMI, prohibición de despedir, etc.) y por las que parece tener propósito de acometer. Esto conducirá a aumentar los obstáculos para crear empleo y no ayudará sino todo lo contrario a reducir la desocupación», añade.

«Una pandemia como la que azota el mundo y sufre la economía española es sin duda un shock imprevisto y con consecuencias muy dañinas. Sin embargo, reducir sus efectos a corto plazo y crear las condiciones para salir de ella con un crecimiento vigoroso, sano y sostenible depende de manera decisiva de cual sea la respuesta de política económica que la haga frente», destaca. «Es una variable fundamental para entender por qué España saldrá de la crisis con mayor lentitud e intensidad que otras economías avanzadas, incluidos sus socios de la UE», añade.

«No es esperable un aumento de la renta disponible de los hogares», dicen los analistas

Este mercado laboral dañado afectará al consumo, la dinámica de destrucción de puestos de trabajo no ha finalizado y seguirá aumentando a lo largo de 2021. «Una porción relevante de los trabajadores acogidos a ERTE son parados reales, aunque no formales y no se incorporarán al mercado laboral», consideran los especialistas. «Tampoco es esperable un aumento de la renta disponible de los hogares, que ha caído, a pesar de las transferencias realizadas por el Gobierno», añade.

Los especialistas económicos destacan así que la riqueza de las familias también ha disminuido y que las expectativas son inciertas. De esta forma, concluye que en este contexto no hay una demanda de consumo embalsada, sino un escenario de ajuste que se traducirá en el mantenimiento de una elevada propensión al ahorro por motivos de precaución.

Ahorro precautorio

Esta caída de la renta de los hogares, sin embargo, no refleja la realidad de las familias sostenidas artificialmente en muchos casos con ingresos de los Ertes, que terminaran en quiebras y cierres de las empresas y en puestos de trabajo destruidos.

En cuanto a la riqueza de las familias hubo un fuerte descenso en el primer trimestre del año 2020 que luego se corrigió parcialmente en el segundo y tercero. A falta de datos más recientes se espera otra importante bajada de la misma en el cuarto trimestre del año 2020 y en el primero de este mismo año 2021.

Fuente: El Economista