La presión fiscal española, que relaciona el peso de los impuestos y contribuciones a la Seguridad Social con el tamaño de la economía del país, se situó en 2019 en el 34,6%, en línea con el año anterior, superando así la media de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que bajó al 33,8% desde el 33,9% del PIB del ‘Club de los países ricos’, su primer retroceso en una década.
A pesar de superar la media de la OCDE, España se situó en vigésima posición entre los 35 países de la organización cuyos datos estaban disponibles, entre los que Dinamarca registró la mayor presión fiscal, con un 46,3%, frente al mínimo establecido por México, con el 16,5%. En comparación con el año 2000, la presión fiscal en España se ha incrementado en 1,5 puntos porcentuales, tres veces más que en el conjunto de la OCDE, según recoge Europa Press.
Dinamarca y México, los extremos
A nivel global, la OCDE destaca que la presión fiscal entre las economías avanzadas se redujo el año pasado en una décima, registrando así su primer retroceso desde 2009 y advierte de que «se espera un descenso mucho mayor de la recaudación en 2020» por el impacto de la pandemia en la actividad económica y en los ingresos por impuestos al consumo. En 2019, el mayor incremento de la presión fiscal entre los países de la OCDE correspondió a Dinamarca, con un alza de dos puntos porcentuales, hasta el 46,3% del PIB, lo que llevó al país escandinavo a ocupar el primer puesto de la organización, por delante del 45,4% de Francia y del 42,9% de Bélgica y Suecia.
Por el contrario, la reducción más intensa de la presión fiscal en 2019 se registró en Hungría, con un recorte de 1,7 puntos porcentuales, hasta el 35,8%. No obstante, los países con menor peso de los impuestos y contribuciones respecto del PIB fueron México, con un 16,5%, Colombia (19,7%) y Chile (20,7%). Los datos de la OCDE muestran que los impuestos sobre las empresas han seguido aumentando su peso, del 9,2% del total de los ingresos fiscales en promedio en 2014 al 10,0% en 2018, aunque aún están por debajo del máximo del 11,5% registrado en 2007 y se espera que volverá a caer como resultado de la crisis actual.
«Desde la crisis financiera mundial de 2008, hemos visto una tendencia constante de aumento de los ingresos fiscales en la OCDE, que han disminuido ligeramente en 2019 por primera vez», dijo Pascal Saint-Amans, director del Centro de Política Fiscal y Administración de la OCDE. «Esperamos ver disminuciones mucho más pronunciadas el próximo año cuando el impacto de la Covid-19 comience a ser más evidente», añadió
Fuente: La Información